2007-12-07

Matte Kudasai

La banda King Crimson con un solo disco inauguró una corriente del rock que sigue teniendo renovaciones y seguimiento después de casi cuarenta años. La misma banda que sigue activa suena fresca en la actualidad, y sus discos pasados no han envejecido gran cosa. Se caracterizan por su estilo atrevido, retador y complejo. Todo esto sería un simple gimmick si no tuvieran corazón, sentimientos. Algunos de sus discos adolecen de este tipo de carencias (ejemplos: Beat, The construKtion of light), pero en general poseen esa parte humana tan preciada.

Hay una canción que sobresale. Es sencilla, es simple, fácil de tocar... Pero es tan conmovedora. No puedo dejar de escucharla. En Youtube no hay ninguna versión que le haga justicia, así que pondré el video de un fan. La pieza se llama Matte Kudasai, y aunque en esta versión le falta la letra, la batería y mucho del relleno sonoro, hela aquí. snif...



Still by the window pane
Pain like the rain that’s falling

When was a night so long
Long like the notes I’m sending

She waits in the air
Matte kudasai

She sleeps in a chair
In her sad America




UPDATE: Encontré una versión que no sólo le hace justicia a la del disco, si no que en ciertos aspectos la supera. Corre video:

2007-12-03

Defensa de la carne asada


Desconsolados por la infame frase de Vasconcelos —originada para vengarse de que fueron norteños los que coludieron el Partido Nacional Revolucionario—, se lamenta que la mención primera acerca de la cultura aridoamericana sea que en el norte la civilización acaba donde comienza la carne asada.

Hablaré exprés sobre las múltiples virtudes del carneasadismo, pues la carne asada, en verdad, no ha sido comprendida.

De entrada, nótese que la carne asada la preparan varones. Es un patriarcado dominical en que lo masculino se pone a prueba a través de una ceremonia —la cocina— ordinariamente femenina. ¡La carne asada es heterotópica! Pero pobre de aquel que no sepa encender el fuego. (Quedará quemado de por vida.) O desdichado a quien se le seque la carne. Más le valdría no haber nacido. La carne asada, ante todo, es un rito de compadrazgo competitivo.

¿Tortilla de maíz o de harina? Microreencarna la ósea querella ociosa entre Mesoamérica y Aridoamérica, mito kirchhoffiano si hay uno. Indebatibles resultan el guacamole, la salsota y los frijolitos. Cada uno en su peligro: el guacamole en su pura frescura verde; dos salsas mínimo distintamente picosas (prefiero la de tomatillo) y los frijoles, cuidado, no muy explosivos.

Si no de origen, ya hay influjo del barbecue norteamericano en la carne asada nacional. Ya ambas se preparan en asadores idénticos y en un ceremonial masculino prácticamente intercambiable, aunque allá el carbón ha sido suplantado por el minitanque de gas.

¿Es todo perfección en la carne asada? No. Se le puede echar a perder mezclándola con el futbol, la cerveza o el homoerotismo platicador, ruinas fáciles de nuestra cultura. Que no se olvide: la función primitiva de la carne asada es proveer de proteínas al varón para una mejor ejecución de la función carnal. La carne asada es un rito erótico.

Piénsese a la carne asada como el preámbulo de una orgía.

Si la preparan hombres es porque se refiere a la autoconstrucción de la masculinidad. A una prueba de su capacidad cazadora e ígnea. La ceremonia de la carne asada culmina el proceso de la cacería nomádica y es la prueba simbólica de que el hombre ha domesticado ya las fuerzas de la naturaleza. Convertir lo crudo en asado. Producir la combustión.

Es un ritual de fuego, un ritual solar. Es una fiesta de renovación cíclica. Por eso se equivocaba garrafalmente Vasconcelos. Con la carne asada no se termina la cultura. Con la carne asada la cultura se renueva. Es un cierre, sí, pero no brutal. Es natura socializada, es fiesta, a riesgo de exceso.

Ha desaparecido la cacería. Ha desaparecido la orgía. Pero que no desaparezca la carne asada bien preparada, porque, entonces sí, se termina la civilización. Y comienzan las McHamburguesas, la pizza fría, las tortas de tamal, los tacos de 3 pesos y la comida china.

heribertoyepez@gmail.com

Heriberto Yépez

Tomado de Milenio.